Tino Izzo
blue desires el agujero del jersey los bordes de los labios de un niño una manta abrigando tu piel, una flor marchita para el ojo desnudo, en la oscuridad que hay tras ella— alimentan nuestros sueños —John Strati |
«La guitarra: una miríada de rostros, ambientes, personalidades. Cada cuerda, un sentido. Cada nota, un aliento. Sonidos que evocan... y provocan. Armonías que cuentan lo familiar y melodías que hablan de lo desconocido.» Así es la música de Tino Izzo, antes conocido como One. En esta época donde las guitarras abundan, tanto eléctricas como acústicas, se empieza a hacer difícil resultar innovador y destacar. Tino Izzo lo ha sabido hacer. Y ahí puede haber magia. |
©1996 Javier Bedoya
—¿Por qué empezaste utilizando el nombre de ONE en lugar del tuyo propio, como haces ahora en tu nuevo disco? —En un principio concebí mi rol en estos álbumes como si se tratara de una banda formada por una única persona en contraposición a un artista «solo». Pensé que el nombre de One reflejaba de una forma adecuada este concepto. También me gustaba la idea de tener un alter ego a través del cual yo podía explorar este aspecto particular de mi «musicalidad» a la vez que mantenía un cierto anonimato. Esto por su parte me permitía trabajar con géneros musicales diferentes y potencialmente conflictivos en la producción de los discos o al escribir canciones para otros artistas. —Tus primeros trabajos fueron para películas. ¿Los compusiste con las imágenes en tu mente o fue la música adaptada a las películas? —Mi experiencia con el cine fue breve y relativamente poco gratificante. Escribir una banda sonora para complementar imágenes visuales resultó ser más un ejercicio de técnica que creativo. Las películas para las que trabajé eran como mucho mediocres y la música que escribí lo reflejaba. —¿Te gustaría componer una banda sonora completa para una película o una serie de televisión? —Me sentiría muy honrado si un día un director usara alguna de la música que ya he escrito para una película. —Tú haces todo por tí mismo. Te metes en el estudio y tocas todos los instrumentos, eres el único responsable del resultado final. ¿Supone esto una libertad maravillosa que estimula tu creatividad? —En este instante de mi vida estoy disfrutando verdaderamente siendo un grupo de un solo miembro. Es muy liberador imaginar una textura musical y tener los medios para llevarla a cabo sin el más mínimo grado de compromiso. La principal ventaja de tocar todo yo mismo es que hay menor cabida para la autoindulgencia. Toco estrictamente lo que la canción requiere y nada más. —En tu primer album, Blue Desires, incluiste las palabras de John Strati para ilustrar la esencia de este proyecto, palabras hermosas que creo que se adaptan a la perfección al espíritu de la música que has compuesto. ¿Qué deseabas grabar en Blue Desires? —Creo que Blue Desires es el disco más personal que he hecho hasta la fecha. En realidad yo nunca perfilo físicamente un objetivo antes de hacer un disco. Sucede más a un nivel inconsciente. John Strati es un poeta muy inspirado y un gran amigo. Básicamente le dí un copia del disco terminado y le dije que escribiera cualquier cosa que a él le pareciese apropiada. Estoy de acuerdo contigo en que captó ciertamente la esencia del disco. Sus palabras son muy sencillas pero crean imágenes preciosas y muy reales. —E incluso más: en la contraportada expresas tus sentimientos sobre la guitarra. ¿Qué es la guitarra para tí? —En realidad es John quien escribió esta parte también. Es difícil decir con palabras lo que representa para mí la guitarra. Es de un modo tan fundamental una parte de mí que desafía una descripción. Creo que cualquier cosa que dijera tendería a trivializarlo. Por eso dejé que John lo escribiera. —Todas estas sensaciones están traducidas en tu música, una de las más sinceras e íntimas que yo haya escuchado. Me atrevería a decir que tocas y compones directamente con el corazón más que con el cerebro o tus dedos. Cuéntanos cuál es tu método para tocar y componer. —Pienso que fundamentalmente hay dos tipos de música: inspirada y no inspirada. —En Blue Desires podemos encontrar varios títulos como "Samba del Viento", "Freedom Within", "Earth Calling" o "Nighthawks". ¿Están inspirados en la naturaleza? ¿Dónde encuentras inspiración? —Creo que cada aspecto de la vida diaria nos inspira, tanto si conscientemente nos damos cuenta o no. Aquellos de nosotros que somos lo bastante afortunados para tener una salida creativa podemos exteriorizar esta inspiración y crear lo que puede ser un arte mediocre o grande. Ojalá pudiera dejar mis canciones sin títulos. Me gusta la idea de permitir que el oyente pueda tener la oportunidad de asociar una imagen visual personal a la textura musical ofrecida. Un título elimina este privilegio. Encuentro difícil dar con títulos apropiados. ¡Afortunadamente Rosanna me ayuda! —En tus tres discos has utilizado las pinturas de tu mujer para las portadas. ¿Qué significan estos cuadros para tí? —Rosanna y yo dependemos artísticamente mucho uno del otro. Por un lado, sus pinturas son una gran fuente de inspiración. El motivo principal de "Her Song", para darte un ejemplo, se me ocurrió después de que una de sus obras me motivara de una forma especial. Ella, por otro lado, también emplea mi música como fondo cuando pinta. Aunque ambos empleamos dos medios obviamente diferentes, nuestras visiones «artísticas» son increíblemente parecidas. Como resultado, nos estamos inspirando mutuamente constantemente. Del mismo modo que un pintor es responsable de cada pincelada que da, a mí me gusta ser responsable de cada sonido de la grabación. En este aspecto es por ello que me siento empujado a trabajar en solitario. Para un pintor sería embarazoso pintar sólamente las secciones de amarillo y acudir a otro para pintar las secciones de rojo. Pintar es una forma de arte muy solitaria y yo realmente me identifico con ella. —Una pregunta estúpida: ¿y qué significa Rosanna para tu música? —Una vez más sería extremadamente difícil describir con palabras lo que Rosanna significa para mí y para mi música. Un día espero captarlo en una canción. Lo he intentado, he estado cerca, pero por ahora no creo que lo haya conseguido. —Tu música es muy... No sé; parece muy simple, no demasiado compleja, con interpretaciones difíciles y este tipo de cosas. Da la sensación de que tuvieses una idea, creases un tipo de textura y le añadieras a esto una maravillosa melodía con tus guitarras, sin un ritmo fuerte, pero algo delicioso de escuchar. Música que ayuda a cerrar los ojos y abrir nuestra imaginación, como dices, «sonidos que evocan y provocan» (o «alimentan nuestros sueños»). ¿Qué pretendes decir con tu música? —Como he mencionado anteriormente, no tengo ideas preconcebidas cuando escribo o toco. Trato de sacar provecho de esos momentos en que llega la inspiración y simplemente dejar que las cosas sigan su curso. En algún momento, con la ayuda de Rosanna, llegué a la conclusión de que era a través de la sencillez como mejor me expresaba. Una vez que me sentí cómodo sabiendo esto, se me quitó un gran peso de encima y nunca más he vuelto a tener este vacío. —Tras Blue Desires has grabado Four September Suns. ¿Cuál era tu idea para esta segunda grabación? ¿Querías continuar la línea que habías empezado con Blue Desires o deseabas probar algo nuevo? —Four September Suns fue definitivamente una continuación de lo que había comenzado en Blue Desires. La principal diferencia fue que me impuse más restricciones durante Blue Desires. —Ahora has producido tu tercer álbum, Foreign Skies (lleno de pinturas otra vez), grabado en el Blue Room Studio. ¿Ha condicionado Blue Desires tu carrera? —El Blue Room Studio es para mí la materialización de un largo sueño en mi vida. Es mi propio estudio que he construído en mi casa estrictamente para mi uso personal. El nombre está inspirado en el color que elegí para mis paredes, pero ¡has hecho una conexión interesante! —¿Por qué «Foreign Skies»? —Varias canciones de mis álbumes son versiones instrumentales de canciones pop que había escrito en el pasado. Foreign Skies está sacado de las letras de esa canción en particular. Pensé que esta imagen reflejaría el ambiente de la canción y de todo el álbum. —¿Qué podrías decir sobre este disco? ¿Qué tipo de sensaciones y de imágenes has estado viendo cuando estabas concibiendo esta grabación? —De los tres álbumes, éste probablemente sea en el que tenía más clara la idea de lo que quería. Mi objetivo era hacer un álbum tranquilo que pudiera ser escuchado fácilmente. La primera canción que escribí para él fue "Vent d'Est" y estableció el ambiente del resto de la grabación. Estuve solo en el estudio durante la grabación completa y esto me permitió centrarme más al tocar. —Con estos tres álbumes has logrado un estilo muy personal. ¿Piensas lo mismo? ¿Sientes que ahora puedes seguir componiendo álbumes maravillosos durante años? —Yo nunca me he salido de mi camino para intentar definir un sonido o estilo que pudiera calificarse como el mío propio. Por el hecho de que estos discos son tan personales e introspectivos me temo que no tuve elección. —¿Vas a explorar diferentes caminos? Tal vez con otro tipo de instrumentos (más teclados en lugar de guitarras, por ejemplo) o colaborando con otros músicos. —Bueno, acabo de explorar un nuevo camino en mi nuevo álbum. Quise recuperar villancicos tradicionales y tratarlos como si fueran mis propias composiciones. Fue una experiencia realmente gratificante. Resultó refrescante trabajar con las melodías de otros. La simplicidad de la mayoría de los villancicos se prestó fácilmente a mis arreglos y forma de tocar. —¿Qué idioma habla la guitarra? —El mero hecho de que ahora nosotros nos estemos comunicando prueba que el idioma de la guitarra es una lengua universal que desafía todas las barreras lingüísticas, étnicas y culturales. —¿Qué deseos tienes para el futuro? —Tener salud, disfrutar de mi tiempo con mi familia y continuar tocando, no porque tenga que hacerlo, sino porque quiera hacerlo. Canadá, 1996 Escucha Blue Desires en el podcast #925. |